Cuando en 1833 el Reino Unido usurpó las islas Malvinas, los países suramericanos habían afianzado su independencia, tras muchos años de luchas y enormes esfuerzos colectivos. Las islas Malvinas formaban parte de la nueva nación que había conquistado la independencia, ya que como territorio heredado de la colonia española, integraban las Provincias Unidas. A tal punto eran parte de este proyecto político, que los primeros gobiernos patrios ejercieron numerosos actos de soberanía en las islas: el más destacado, en 1829, consistió en la creación de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas, junto con la designación de un gobernador, Luis María Vernet, que se radicó en las islas con compatriotas de distintas clases sociales.
La ocupación ilegítima británica, que en 1833 expulsó de manera violenta a los pobladores y a las autoridades argentinas, reinstaló una realidad colonial en un continente que había declarado su voluntad de regirse por sus propias leyes.
La ocupación ilegítima británica, que en 1833 expulsó de manera violenta a los pobladores y a las autoridades argentinas, reinstaló una realidad colonial en un continente que había declarado su voluntad de regirse por sus propias leyes.
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